Todos los apicultores ya conocemos a la varroa y sus consecuencia, pero para los
que la conozca o se este iniciando en la apicultura, vamos a dar un breve
repaso sobre sus características morfológicas, en otro post se tratará sobre los tratamientos actuales.
La varroosis es una enfermedad parasitaria de las
abejas melíferas cuyo agente etiológico pertenece al género Varroa.
En España, supone un problema
sanitario de primer orden, el primer foco fue diagnosticado en diciembre de
1985 y la declaración oficial de epidemia se produjo el 28 de febrero de 1986.
Aunque ya fue descrito por A. C. Oudemans en 1904,
dedicando el nombre génerico a Marco Terencio Varrón y a E. Jacobson (el colector) el nombre
específico.
La varroa es un acaro y hasta
hace poco se consideraba que en España las abejas melíferas eran parasitadas
por Varroa jacobsoni, pero el estudio
genético de esta especie ha demostrado la existencia de dieciocho haplotipos
diferentes, siendo definidos seis de ellos como Varroa destructor.
Los datos actuales indican que la especie presente en
España es el haplotipo Korea de Varroa destructor Varroa es un
parásito obligado de las abejas melíferas, su esperanza de vida sin su
hospedador no supera los 2 días.
Las varroas
se alimentan de la hemolinfa de las abejas que parasitan. Se distinguen dos
fases distintas en el ciclo biológico de Varroa,
una fase forética y una fase reproductiva.
La fase
forética, se desarrolla sobre las abejas adultas y tiene una duración variable
que oscila entre 7-8 días y varios meses, dependiendo principalmente de la
presencia o ausencia de cría en las colmenas. Esta fase sólo se presenta en
varroas adultas hembras ya que los machos y las fases intermedias no sobreviven
fuera de la cría.
La fase reproductiva se desarrolla en el interior
de la cría operculada de las colmenas y tiene una duración variable (12-15
días) dependiendo del tipo de cría parasitada (obrera-zángano). Para
reproducirse, una o varias varroas hembras, fecundadas o no, penetran en una
celdilla de abeja o zángano que está a punto de ser operculada y se ocultan en
el fondo de la celdilla, en el alimento para la larva, en espera de que las
abejas nodrizas cierren la celdilla.
Después de la operculación, la larva de abeja
termina con los restos de alimento, momento que aprovechan las varroas para
liberarse de esta sustancia y subirse al cuerpo de la larva. Seguidamente la
larva defeca y teje un capullo en torno a la pared de la celdilla, operación
que tarda en efectuar entre 33 y 48 h dependiendo de si es larva de obrera o de
zángano. Mientras la larva teje, el ácaro permanece sobre su cuerpo para no
quedar atrapado entre el capullo y la pared de la celdilla lo que le impediría
alimentarse.
Los ácaros concentran sus heces en un punto del
capullo, generalmente cercano a la zona anal de la pupa, se vuelven menos
activos y permanecen sobre sus heces desplazándose sobre la abeja sólo para
alimentarse. Siempre se alimentan en la zona abdominal de la abeja, evitando
dañar las extremidades, mandíbulas y alas del hospedador, lo que podría suponer
que la abeja no fuese capaz de romper el opérculo llegado el momento y muriese
quedando el ácaro y sus descendientes atrapados en la celdilla.
Entre las 60 y las 70 h postoperculación, la varroa
pone su primer huevo en la parte anterior de la celdilla, sobre el capullo.
Las varroas
sufren una metamorfosis gradual pasando por diferentes estados de desarrollo:
huevo, protoninfa, deutoninfa y adulto, tardando en realizar la metamorfosis
entre 5,5 y 6,5 días, dependiendo de si es hembra o macho. Después del primer
huevo, la oviposición continúa con un huevo cada 30 h. El primer huevo es macho
(haploide) y el resto son hembras (diploides). De esta forma el macho ya es
adulto cuando la primera varroa hija llega a adulta.
Las hembras son fecundadas por los machos dentro de
la celdilla ya que éstos no sobreviven fuera de la celdilla. Debido a la
duración del periodo de operculación, cada varroa llega a poner un máximo de 5 a 6 huevos, de los que en el
momento del nacimiento de la abeja habrá 1 ó 2 hembras maduras (fecundadas o
no) que se prenden directamente al nuevo individuo. Una vez que nacen, cada
abeja limpia su propia celdilla y al retirar los restos de la muda, eliminan al
macho y todas las formas inmaduras que pudiera haber.

No hay comentarios:
Publicar un comentario